Fotos: Eduardo López
Aquí se puede apreciar el gran tamaño que tiene el Garzón soldado y lo llamativo de su porte.
. Como es poco arisco resulta fácil de fotografiar, y adopta poses muy atractivas. En El Cedral es muy común.
. Este fue mi primer «lifer» de la excursión. Mi meta en este aspecto, la cual por suerte logré, era alcanzar hasta cinco primeros avistamientos con registros fotográficos aceptables. Se trata de un ave difícil de ver, tanto por el tipo de hábitat que frecuenta, como lo es la vegetación alta del humedal que se ve aquí, como por su movimiento apenas perceptible. Sin embargo, la probabilidad de verla y fotografiarla aumenta al final de la estación de sequía, como fue el caso en esta ocasión.
. Este ejemplar chillaba obstinadamente. Después del almuerzo sabríamos por qué causa.
progenitor constituyeron mi tercer «lifer» de la excursión y el segundo de este día…
. A esta hora se sintió un gran escándalo en un área del campamento provocado por una familia de Gavilanes de hombros rufos que la emprendió contra los búhos, especialmente contra las dos crías. Luego de varios escarceos la situación se calmó, si bien no tuvimos certeza del desenlace ya que era hora de partir a nuestra jornada vespertina. El muchachito de la foto y suA eso de las 9:00 pm se escuchó sonar a esta simpática lechuza, la cual resultó ser mi tercer «lifer» de la jornada y cuarto de la excursión. Gracias a dos poderosos reflectores de los compañeros Pedro y Margareta.
En este grupo no hay coleados. Se nota que esta especie se reproduce muy bien en esta locación.
. Para quien, como yo, le gusta no sólo observar a las aves sino también tomarles buenas fotos, la ventaja del Llano en comparación con la Costa, en el caso de los patos y algunas otras aves acuáticas, es que pasan mucho tiempo activos en tierra firme.
La lancha fue perseguida por estas gaviotas durante buena parte de nuestro trayecto. La razón de ello está en que la propela del motor lanza hacia la superficie toda clase de animalitos que se ponen en su camino, de modo que las gaviotas no tienen que cazarlos sino simplemente recogerlos con sus picos.
. ¡Anjá! Se trata nada menos que de la serpiente más grande de América: la Anaconda.
. El grupo se entusiasmó mucho con la Anaconda, aunque un poco más de lo que a mí me parece prudente. Varios se retrataron junto a ella o bien, en el caso de los más atrevidos, agarrándole la cola, hasta que al final se ubicaron para la foto en grupo. La docilidad del animal se debía sobre todo a que tenía varias heridas profundas de dientes de Chigüire que la mantenían aletargada.
. Esta bellísima garza es considerada por muchos como la más hermosa de Venezuela. Para mí fue el quinto y último «lifer» en esta magnífica excursión.
. Después de disfrutar de la Garza pechicastaña emprendimos el regreso al campamento dejando atrás los últimos resplandores del día que iluminaban a una somnolienta Baba.
¡Nos seguimos viendo en la ruta!