Con motivo de la impresionante floración de la Palma de Ceilán (Corypha umbraculifera), la Sociedad Conservacionista Audubon de Venezuela organizó una jornada de observación de aves y de disfrute de, las que se calculan, 12 millones de flores que conforman la inflorescencia de la Palma de Ceilán que, por cierto, es la hermana “menor” de la que floreció en 2003 y que tuvo la oportunidad de recibir más sol y tener más espacio cuando su hermana murió. Recordemos que estas palmas mueren después de dar flores y frutos en una sola oportunidad, proceso que tarda un total entre 60 y 70 años.
La Dra. Yaroslavi Espinoza, bióloga y especialista a cargo del Centro de Investigaciones del Instituto Experimental Jardín Botánico, nos dio una amplia explicación y nos contó de la red de jardines botánicos de Latinoamérica de la que el de Caracas también forma parte, y del apoyo en conocimientos y semillas y plántulas que comparten.
Nos comentó además acerca del voluntariado que ha logrado recuperar muchas áreas del jardín que se habían perdido.
Nos dio lástima ver que la lagunita aún sigue vacía. Porque el agua atrae a las aves y allí siempre podíamos disfrutar de muchas especies. Entre las que vimos en esta oportunidad están nuestras queridas Guacamayas Azul y Amarilla (Ara ararauna), la Churica o Perico Ala Marrón, el Gavilán Tejé (Geranoaetus albicaudatus), el Verderón Patipálido (Hylophilus flavipes) con su llamado continuo, azulejos de jardín, de palmeras y verdeviche, etc. ¡Llegamos a 47 especies!
Nos unimos a la invitación que hace el Jardín Botánico a sumar brazos para seguir rescatando ese pulmón de la capital los sábados y domingos en la mañana y hasta en días de semana previo acuerdo con el personal.
Y también les recordamos hacerse miembros de Audubon para conocer la extraordinaria avifauna de Venezuela y aprovechar estas jornadas de observación de aves.
Las fotografías son de Tania Aguirre