21 de diciembre de 2014
Texto: Marieta Hernández
La Jornada de Observación de Aves realizada por Audubon de Venezuela en la Estación Experimental “El Laurel” de la UCV el pasado 21 de diciembre de 2014, apenas una semana después de otra jornada en el mismo sitio, fue muy productiva y generó sorpresas que, como guía, quisiera destacar.
Nos encontramos en la estación a las 6:00 am con absoluta e increíble puntualidad, al punto que los observadores más fanáticos, con Carolina Guerrero a la cabeza, ya habían comenzado sus avistamientos en el propio estacionamiento, con muy buenos resultados. Dada la actividad de las aves, nos mantuvimos una media hora y después comenzamos a subir hacia el ya conocido sendero que va desde las instalaciones de la estación hacia el punto más alto atravesando un parche de bosque bien conservado, en el cual nos ha sido posible en varias visitas observar incluso especies típicas de bosque nublado!
Foto: Tania Aguirre
Al comienzo nos detuvimos en un sitio abierto frente a unas instalaciones lamentablemente abandonadas, en el cual siempre se han conseguido muchas aves, pero allí comenzó nuestro problema: ¡las aves no aparecían por ninguna parte! Lo peor es que una vez que iniciamos la subida en el usualmente promisor sendero, tampoco se dignaron a aparecer las aves, esquivas como nunca habían sido en la Estación.
En mi experiencia como guía puedo decirles que, aparte de la frustración de apenas mostrar uno que otro pajarito a los participantes (a veces sólo escucharlos), no hay nada que canse más un un pajareo que “no poder pajarear”. Estaba además preocupada por la desilusión educadamente disimulada de Katy, quien salía por primera vez con un grupo de Audubon (yo pensaba: “Creo que ella no regresa…”)
Así transcurrieron las horas hasta que pasadas las 10 am llegamos al tope del sendero, el punto más alto de la estación (1.500 m.s.n.m. aproximadamente) y desilusionada me senté a descansar. Pero, gracias a la invaluable ventaja de andar con un grupo de observadores altamente motivados, ¡aquí se produjo la gran sorpresa! Alfredo Rosas insistió en continuar observando en el tope muy abierto y así llegó al borde posterior del famoso bosque, donde nos vimos recompensados por una verdadera lluvia de aves y variedad de especies que produjo en una hora 80% de las especies observadas. Extasiados contemplaron y fotografiaron hasta el cansancio una pareja de Sorocuaces que posaron complacientes.
Asombrados nos esforzábamos por lograr anotar todo lo que iba apareciendo y así se coronó con gran éxito esta jornada que culminó con un total de 52 especies, en la cual algunos lograron avistar incluso la Granicera Pechidorada y agregamos a la lista de la Estación 7 nuevas especies. Una vez más se demuestra el gran potencial de este sitio para la observación de aves, y que si en alguna actividad vale la pena tener paciencia es en la observación de aves…